Triunfos gloriosos, epitalamios sacros, pomposos y solemnes aparatos (1670)


Triunfos gloriosos, epitalamios sacros, pomposos y solemnes aparatos, aclamación alegre y ostentosas fiestas que se celebraron año de MDCLXIX en la imperial y coronada villa de Madrid y en el real convento de San Gil, descalços de la seráfica orden. A la canonización solemne del sol hermoso de la iglesia santa, ornamento y gloria de España y portento de la penitencia, el glorioso san Pedro de Alcántara. A quien nuestro santíssimo padre Clemente nono, de felice recordación, canonizó y anumeró en el catálogo de los fastos sagrados. Escrívelas y las ofrece al patrocinio del mismo santo su más humilde y devoto siervo el padre fr. Antonio de Huerta, religioso descalço de nuestro Padre San Francisco, hijo de la santa provincia de san Iospeh, Madrid: Bernardo de Villa-Diego, 1670.

Asunto 2: Liras

De doña Teresa de Ziaño y Vega.

Poblava la campaña
el herizado invierno de rigores,
siendo fatal guadaña
su elado ceño de olorosas flores
quando Pedro de Alcántara divino 5
amante, caminava y peregrino.
Essa antorcha del día
farol flamante estava obscurecido:
de vista se perdía
con los densos vapores ofendido, 10
dando licencia de tender su manto,
a la horrorosa madre del espanto.
Flechas tirava el cielo
de la aljava del tiempo prodigiosas,
y animadas del yelo 15
el aire transformava en mariposas
pues con el soplo elado recibían
quaxado aliento, con que más vivían.
A un lado del camino
Pedro, a tanto rigor fino diamante, 20
al amparo divino
con claridad ardiente, y fe constante
devió (quando sus súplicas inclina)
refugio en una ruina de otra ruina.
En ella entraron quando 25
al Santo venerado tanta nieve
iba diestra formando
(que a llegar a su manto no se atreve)
una celda de armiños estremada,
quedando hasta la nieve edificada. 30
Esta estancia quaxada
admira en pasmos mi discurso leve;
más que mucho si elada
de admiración, sin duda tanta nieve
se quedó frabricando allá consigo 35
movida de piedad, tan raro abrigo.

(pp. 59-60)

Asunto 7: Madrigales

De doña Ana María Espínola.

Al estrago fatal de la abstinencia
al felize rigor del largo ayuno
a la horrible y austera penitencia
al açote cruel quanto importuno 40
al desvelo contínuo del cuidado
al nunca malograr tiempo oportuno,
al vivir de la vida descuidado
al temor cuidadoso de la muerte
a la fatiga del dolor cansado 45
Pedro postró su aliento sin segundo
Dios más vivo quando muerto al mundo.
El gusto con astío disgustado,
perdido el apetito en tal congoxa,
el varonil vigor ya desmayado, 50
al arco del vivir la cuerda afloxa
el color de su rsotro macilento,
cárdeno lirio es la sangre roxa.
El tacto titubeando sin aliento,
los labios hiertos, y el color perdido, 55
negado al natural parco alimento,
Pedro la vital fuerça consumida
con tantas penas conservó la vida.
Más que mucho si Christo al desplomarse
la organiçada máquina dichosa, 60
y en polvo, y tierra triste, al desatarte
de amor audaz, si cauta mariposa
gustoso le auxiliava, y soberano
la vianda, fuerza prodigiosa!
Le dava a Pedro con su propia mano, 65
que fuerças cobre en todo peregrino,
y viendo a un dios divino tan humano
se repare al caer, quando le alienta,
quien empeñado amante se sustenta,
Dichoso, oh, mil vezes Pedro Santo, 70
pues premiado se mira en tu desvelo
con tal favor, que al mundo causa espanto.
Gózate en tanta gloria sin rezelo,
pues de ambrosía y néctar los manjares
para aliviarte a tí previene el cielo. 75
Destierra ya del gusto los pesares,
y en gracias por devoto sacrificio
ofrezcamos los dos a dios altares:
y porque acepto sea tabto fausto,
sé el sacerdote tú, yo el holocausto. 80

(pp. 70-71)

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