Relación de la memoria funeral que en 27 y 28 de noviembre de 1644 la muy noble…


XIMÉNEZ DE ENCISO, IOSEPH ESTEVAN, RELACIÓN DE LA MEMORIA FUNERAL QUE EN 27 Y 28 DE NOVIEMBRE DE 1644 LA MUY NOBLE Y MUY LEAL CIUDAD DE LOGROÑO HIZO A LA MUERTE DE LA CATÓLICA D. YSABEL DE BORBÓN NUESTRA REYNA Y SEÑORA MUGER DE PHILIPO III EL GRANDE REY DE LAS ESPAÑAS. DEDICADA A SU MUY CARO Y MUY AMADO HIJO D. BALTASSAR CARLOS DOMINGO DE AUSTRIA, SERENÍSSIMO PRÍNCIPE DE ASTURIAS. ESCRITA POR D. IOSEPH ESTEVAN XIMÉNEZ DE ENCISO Y PORRES, S.L. [LOGROÑO]: JUAN DÍEZ DE VALDERRAMA Y BASTIDA, 1645.

Después de una breve explicación de la llegada de la noticia de la muerte a la ciudad y la organización de las fiestas, se dan los temas del certamen: – seis estancias sobre el lamento del rey a la muerte, – diez liras de a seis sobre cómo el príncipe se consuela mirando a la reina en el cielo, – cuatro décimas: el dolor por la muerte, – Glosa a una redondilla (que se da), – Epitafio en un soneto acróstico, – Octavas al celo con el que el clero celebra el funeral, – Versos latinos a propósito de dos versos de Ovidio, – Pintura mote y letra castellana o latina a la prudencia con que la reina ayudaba al rey a gobernar, – Romance heroico haciendo relación de las exequias. La lectura de poemas se hace del siguiente modo: “Domingo once de noviembre fue el día señalado para premiar las diversas poessías que a los assumptos del certamen se hizieron. En el cruzero de la mesma iglesia de Santiago sobre un tarimón, se formó un sitial en que estuvieron sus iuezes y secretario, delante un bufete cubierto de un terciopelo carmesí, donde en tres hermosas fuentes se depositaron los premios. Fue grande el concurso, pero su multitud estuvo tan atenta y gustossa que sin embaraçar o con el lento susurro de las admiraciones o con más inquieta alegría, no impidieron que leídas se oyessen y gozassen de todos, dando el aplauso o con vítores a lo heroico y grave o con rissa a algunas que la merecieron. […] Y aviendo ordenado al Secretario empeçasse a recitar, entró en la excución de su precepto con esta introducción…” (p. 87).

DIEZ LIRAS DE A SEIS SOBRE CÓMO EL PRÍNCIPE SE CONSUELA MIRANDO A LA REINA EN EL CIELO

Doña Iosepha María de Albelda y Zapata. Muger de don Pedro de Medrano y Chauz, cavallero de la Orden de Alcántara, como la más venerada náyade de Ibero, supo bien los afectos de su sentimiento y los explicó mejor en estas décimas conformes al tercer certamen. Y porque a su acierto no abría premio igual, no las dio hasta después de su distribución.

Murió Ysabel y el lamento
de España el sucesso atroz
mostró sin que lo feroz
se negasse al sentimiento
Ybero suspende atento
su rápido curso hermosso
y el fatal caso llorosso
siente y la arena que dora
con ovas enluta agora
dolorido y religiosso.

Ya de su clara corriente
no es diáfano el cristal
que pudo empañarle el mal
aun siendo tan transparente.
Del húmedo pecho, ardiente
afecto saca el dolor,
y el abrassado vapor
de suspiros repetidos
sus ojos enternezidos
arden con fuego de amor.

Por la muerte de Ysabel
ve qué tristes Mançanares,
Tajo, Xarama y Henares
nadan en llanto, y que en él.
Hasta en Cinca, y Segre cruel,
Guadalete, el Veris, Duero,
el Ega, y Arga, severo
padecen fatal quebranto
y entre sentimiento tanto
Hebro se muestra primero.

No la dulce Filomena,
ni el coronado clavel
canta, o ciñe al margen fiel
que desdicen de su pena.
Buelta en ciprés la azucena
quexas la tórtola entona,
ya de funesto blassona
quien se preció de risueño:
justo y bien devido zeño
a ruina de tal corona.

(pp. 114-115)

Aunque estas décimas se dieron en nombre de una Religiossa de la Madre de Dios, Convento insigne de la Concepción Francisca de esta ciudad, parecieron en el estilo ser de el mismo autor de las precedentes y no menos merecedoras de imprimirse (p. 119)

Previno el undosso ibero
en su idea de cristal
que siendo Isabel mortal
lo sería el mundo entero
Anticipose el primero
a morir por conocer
que faltando el ser al ser
que a todos ser repartía
no dexar de ser sería
estar sin ser en su ser.

Sobresaltó el sentimiento
a sus corrientes, de suerte
que vio a pie quedo la muerte
su continuo movimiento.
Ya el fugitivo elemento
echó a correr y reyr,
sin sentido por sentir
lo que todo el orbe siente,
siente que haze su corriente
poca fineza en morir.

Efecto de su penar
es en Ebro el no correr,
que no es nuevo suspender
los sentidos un pesar.
No corre, por no alibiar
con sus aguas su dolor,
que si este líquido umor
es lágrimas, no es bien, de
Ebro lágrimas, porque
hazen la pena menor.

De Obas funestas vestido
de este funeral el duelo
la parte de su consuelo
libra en averle perdido.
No tener lo que ha tenido
(por tener más que sentir)
tiene, para comprimir
su pena, que si tuviera
alguna esperança, fuera
aliviarla con morir.

( pp. 120-121)

EPITAFIO EN UN SONETO ACRÓSTICO

Doña Iuana María Bázquez, religiosa del ilustre convento de San Agustín

Ia que hasta aquí has llegado passagero
Suspende el pensamiento, ten el passo
A ver donde se puso (ay, triste caso)
Belleza augusta del francés luzero.

El céltico orbe al despuntar primero
La vio lucir en resplandor no escaso
Dulce consorte la adoró el ocasso
El oriente con el del rey Ibero.

Bárabra reina, no, Iuno christiana,
O Cathólica Palas, de los hados
Repossa libre: o luces, o colores.

Buen freno en sombra a la sobervia humana,
Onrra (huésped) despojos tan amados
No les niegues ni lágrimas ni flores.

(p. 139)

OCTAVAS AL CELO CON EL QUE EL CLERO CELEBRA EL FUNERAL

Doña Josepha de Puelles y Salmerón

Pudo la muerte obedeciendo al hado
bolver en sombras, luces y colores
de Ysabel de Borbón, sol eclipsado,
para cobrar más vivos resplandores.
Generalmente el orbe lastimado
se consuela en los últimos honores
que a la ceniza ingrata se les hazen
y a la pena y al cielo satisfacen.

Grande altar para el grande sacrificio
generosa Iulobriga previene
en argumento insigne y claro indicio
de la piedad y del dolor que tiene.
Del túmulo sobervio el edificio
del templo con la fábrica conviene
y desde el capitel hasta la bassa
luce con llama trémula y se abrassa.

Incienso de los árabes impíos
se exala al cielo ya en olor suabe
y los lúgubres cánticos y píos
entona el coro en melodía grave.
Al cielo suben ruegos no vacíos
de quanto voto en pecho humano cabe
con bruto aliño inculta la velleza
solo ostenta dolores y tristeza.

La devoción , la autoridad del clero
suspende la atención del vulgo leve,
su pío afecto y su candor sincero
no se contentan con elogio breve.
Pero ya desde el púlpito Piñero
¿quáles afectos no despierta y mueve?
Piñero, que lloró más dulce y tierno,
que cantó el tracio Orfeo en el infierno.

A su voz dolorossa el padre ibero
hizo sus ojos abundossas fuentes
y con llanto turbó el cristal sincero,
y alimentó las líquidas corrientes.
Sus náyades en coro lastimero
vertieron tiernas lágrimas ardientes,
y dando del dolor interno señas
Cantabria humedeció sus duras peñas.

Y aunque en el monumento sumptusso
trabajó la sutil architectura
pareciendo entre sombras luminosso
al estrellado olympo en noche obscura
(Calle la antigua Rodos [sic] su Colosso,
de bárbaras pyrámides la altura
calle Memphis, y Caria no blassone
del gran sepulcro, que en las nuves pone).

A tanto nombre lo juzgo pequeño,
porque encendiera para sus honores
quanto oloroso Arabia engendra leño.
quantas produce Papho idalias flores,
y a la tranquilidad de un blanco sueño
(que tal su muerte fue) exalata olores,
que ricas quema el fénix, quando nace
y al mismo tiempo sus exequias haze.

Y (a ilícitos no ser los ríos vanos
de la gentilidad) con cuernos de oro,
tiñera los altares soberanos
inumerable y coronado toro.
Víctimas coraçones son christianos
de mejor precio, de mayor thesoro,
Iuliobriga ofreció sus coraçones
por no poder más exquisitos dones.

(pp. 151-154)

CUATRO DÉCIMAS: EL DOLOR POR LA MUERTE

Para consolar los glossadores de la redondilla pongo aquí unas que concurrieron entre los versos del certamen. Su autor quiso ponderar en ellas la dificultad de la glossa y en nombre de Doña Ioana Antonia Laurencia Ximénez las dio al señor Obispo con esta dézima.

El Bernegal prometido
de manera me ha picado
que ganallo he procurado
con glossa, mas no he podido
a este asilo me he acogido.
Si parece Eutropelía,
suplico a V. Señoría
la mire con afición,
pues no puede mi intención
lograrse sin fullería.

Bien pudiera yo sentir que valiéndose de nombre de hija mía intentassen perpetrar parricidio, matando el crédito de su padre, pero en la competencia de los ingenios no ay amigo para amigo, que como siente Marcial:

Qui velit ingenio cedere, rarus erit

Con que esta vez me pareció darlas por libres, sirviéndoles, sino de premio el estamparlas, de castillo el ponerlas a pública vergüença.

Si apócripha tradición
miente en el fénix yo sé
que en Ysabel no, porque
renace en más perfección.

A mi pobre parecer
este quartete divino
parece sietemesino
no acabado de nacer.
Viene dispuesto de modo
y tan fuera de sentido,
que mil ratos he perdido
sin entendello de el todo.
Y aunque glosallo he intentado
confiesso de mi talento
que ni sílabas ni acento
para el efeto no é hallado.
Tienen pocos consonantes
los dos destos pies quebrado
y corren muy estropeados
con que no salen constantes
si apócripha tradición
da al fénis lo que no tiene
mal acomodada viene
en todo esta trabaçón.
Vastaba un verso quebrado
y otro suspenso, de suerte
que castigara la muerte
por un golpe tan pessado.
Mas uno y otro partido,
y tan fuerte de sazón,
no pueden, en mi opinión,
sacar perfecto sentido.
No se puede proponer
lo que no se puede obrar,
ni menos se ha de mandar
lo que no se puede hazer.
Y pues pide una ciudad
de valor tan increíble,
pida pues, cosa posible,
digna de su magestad.
Y pues goza del cielo
la reyna nuestra señora,
con esto puede el que llora
alibiar su desconsuelo.
Y pues con más perfecciones
a renacer ha llegado,
este ha de ser estimado
entre todos sus blasones.
Porque conparado todo,
con esta, a mi parecer,
todo junto viene a ser
o nada, o un poco de todo.

(pp. 187-188)

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