Fúnebre, heroyco, poetico certamen, que a la nunca bien sentida…


ÚNEBRE, HEROYCO, POÉTICO CERTAMEN, QUE A LA NUNCA BIEN SENTIDA, QUANTO ARREBATADA MUERTE DE NUESTRO CATHOLICO MONARCHA DON PHELIPE QUINTO EL ANIMOSO (QUE EN GLORIA DESCANSA) SE CELEBRÓ EN ESTA CORTE POR ALGUNOS INGENIOS DE ELLA, EL DIA 28 DE JULIO DE 1746. EN CASA DE DON FRANCISCO DE ROBLES; QUIEN LE DA A LUZ…EN MADRID: POR CARLOS REY, [S.A.].

Fue General Assumpto del poético certamen, la glossa de la siguiente redondilla, en la que lucieron los ingenios con gloriosa emulación.

Dio principio la delicada musa de Doña Gregoria de Quiroga.

Texto

Si traydora Cloto, la
luz de Philipo eclypsó,
en Fernando se quedó,
astro de aquella, que ya.

Glossa

Sonoro Clarín, que fue
de la Fama indicio aquí,
no encuentra el acierto en mi,
pues aliento falta al re.
Sordina será, porque
queriendo herir en fa
las voces no encontrará
al hispano Facistol,
pues borró la suerte el sol,
Si traydora Cloto, la.
Mas no tyrana (supuesta
la malicia de tu amago)
pues fue en la quinta el estrago,
quieras perturbar la sexta.
No la ofusques, porque es esta
voz, en que el alma cifró
todo lo que allá perdió
por tu loco frenesí,
que en quexada sombra, assí
luz de Philipo eclypsó.
Cesse tu influxo fatal,
cesse el dolor, cesse el llanto,
el lamento cesse, en tanto,
que el bien hace tregua al mal.
No es tormento total,
si el alivio permitió,
este, Philipo nos dio
en su amor, que assí se esmalta
que a la vista nos falta
en Fernando se quedó.
Ya en el trono, ya en el mando,
ya en el manejo (¡qué gloria!)
vive en eterna memoria
nuestro monarcha Fernando.
¡Oh, quando, esperanza, quando
igual dicha logrará
nuestro afecto, pues está
dominado de una estrella,
que es (procediendo de aquella)
astro de aquella, que ya.

(p. 17)

Diose por particular assumpto a doña Gregoria de Quiroga, probar por qué adquirió Su Magestad mas el renombre de Animoso, por su valor, o por haver renunciado la corona en su hijo Luis Primero, en el siguiente

Romance

¿Es posible, infiel fortuna,
que tu rigor assí quiera
disponer en un acaso
nuevo motivo a mi quexa?
¿Es posible que mi llanto
tan poca piedad te deba,
que en vez de enjugar su copia
le ofreces nueva materia?
¿Es posible que decretes
que a ser mis suspiros buelvan
en la región de mi pecho
uracanes de mi pena?
¿Es posible? sí es posible;
pues tu sañuda influencia
en todo lo que es tormento,
lo liberal no escasea.
¿Creerás (tyrana) que siento
el assumpto que me empeña,
porque buelva a ser incendio
la que discurres pavesa?
Pero no (ingrata) no es este
el motivo, que violenta
a mis quexosos silencios
para sentir tu inclemencia.
Mas no creas solicito,
que se disminuya aquella
que siente mi pecho llama,
aunque resisto que crezca.
Advierte, que mi dolor
nace, de que acaso pueda
obscurecer al objeto
de mis discursos, la niebla.
Pero ya este breve rato
disfrute mi fiel tarea
piedades, que solicita
la humildad de mi obediencia.
Y pues mi assumpto es decir
por qué el renombre grangea
de Animoso el gran Philipo,
permite al discurso senda.
El valor con que procede
y el que en la renuncia obstenta,
son dos efectos iguales,
que no admiten preferencia.
Luego ¿le logra por ambos?
no le logra, porque resta
para coronar sus glorias
la mayor de sus empresas.
Bolvió a ocupar en el trono
magestuosa silla regia,
sin voluntad, solo a impulsos
de política violencia.
Este sí, que fue motivo,
de que digno el nombre adquiera
pues solo será Animoso
el que a sí propio se venza.
Y este, sí, fue (¡oh, suerte impía!)
objeto de tu cautela,
pues del hilo de su vida
cortaste dorada hebra.
Mas no logrará su estrago
borrar del alma sus señas,
pues viven eternizadas
aunque tu rigor lo sienta.
Y tú, supermo monarca,
puesto que vives en ella,
admite de mi memoria
este obsequio por ofrenda.
Perdona, que en tus elogios
calme el dolor a la idea,
que falta a la tolerancia
(al decirlos) resistencia.
Los diques del pecho rompen
raudales de mis ternezas,
y hechos mis ojos dos Nilos
los caracteres anegan.

(pp. 33-34)