Las fiestas solemnes y grandiosas que hizo la sagrada religión de N. Señora de la Merced (1630)


LAS FIESTAS SOLEMNES Y GRANDIOSAS QUE HIZO LA SAGRADA RELIGIÓN DE NTRA SRA DE LA MERCED, EN ESTE SU CONVENTO DE MADRID, A SU FUNDADOR SAN PEDRO NOLASCO EL AÑO DE 1629. MADRID: IMPRENTA DEL REYNO, 1630.

Glosas

(…) nadie les niega a las mugeres su capacidad aviéndosela Dios dado, muchas á havido peregrinas en las letras dexo las Sibilas por comparación común y véase a Plutarco y Plinio y últimamente a Rabisio Textor en su oficina en el libro 2, que da numerosa alabança de mugeres. Noticia quán discreta e ingeniosa sea la autora de la glosa siguiente, sus versos lo dizen:

De dona María Díez. Glossa.

San Pedro Nolasco vos
mas sois que hombre pues fue quien
nos redimió Dios y os ven
que redimís como Dios

Parto es de la imitación
(heroyco santo) el dar ser
pues suele su ostentación
entre un humano poder
descubrir divina unión
Y assí quien viere estas dos
y a Dios en lo que haréis
dirá que no siendo Dios
sois tal que lo parecéis,
San Pedro Nolasco vos.
Que de divino señor
en Nolasco descubrís
crédito es de vuestro amor
adonde vos más salís,
quando en él se ve mejor
y assí Pedro a Dios también
devéis lo que en vos se encubre,
porque si os mostráis más bien
divino en quien os descubre
más sois que hombre, pues fue quien
siendo estrella sus ensayos,
repiten nuevo farol,
no en lo brillante, ay, desmayos,
que aun lucimientos del sol,
no desvanecen sus rayos,
y redimiendo mas bien,
esto en vos, Pedro, se vio,
redime el sol vos también,
y con ser el quien lució
nos redimió Dios y os ven.
Al fin es tal el favor
que el cielo os ha prevenido
tanta la unión del amor,
que el que os mira redimido,
oy os haze redentor,
satisfaciendo en los dos
esta unión, lo que imitáis,
que el mundo dirá de vos,
si redimiendo acabáis,
que redimís como Dios.

(f. 71r)

Sonetos

En segundo lugar fue premiada doña Vitoria de Leyva, ingenio tan peregrino que por no desquilatar los de los hombres no se le dio primero, porque si de alguna muger se pudo verificar lo que el otro Hegemón en sus Geórgicas, de aquella discípula de Palas Mostrum quid in natura foeminae Pallas desta dama pueden dezir estas edades buelva su soneto por su dueño:

De doña Vitoria de Leyva. Soneto.

Tiernos ojos de Dios recién nacido
sollozan al amor tiernos raudales
cubren carne de Dios pobres pañales
defendido aquí Dios, aunque ofendido.
Nolasco infante santo prevenido
de abexas en las manos y panales
queréis paladear labios reales
y darle a Dios alcázar escondido.
De infante a infante buelan los primores
caréanse los ojos y las palmas
allí el amor y aquí el amor assiste.
Avéis de ser entrambos redentores
vos de los cuerpos, Christo de las almas
y cada qual de compassión se viste.

(f. 73r)

Dióse el tercero premio a Juan de Araujo y a doña María de Medrano y verdaderamente los ingenios que en esta corte ay, no solo de hombres sino de peregrinas mugeres pudieran por sí hazer una aprovadíssima escuela, exemplo en doña Ana de Castro Egas, cuyo lenguaje castro y culto es exemplar de todos los hombres que más bien escriven en estas edades, buen testigo es su libro de la Eternidad del señor don Felipe tercero, que está en el cielo y ansí no se admire ni desazone Iuan de Araujo por tener competidor a doña María de Medrano, pues la propiedad y gala del soneto dize la de su autor.

De doña María de Medrano. Soneto.

Sacó la luz en lazos oprimida
(dulce sepulcro de la tierna infancia)
divino amor a quien vino en sustancia
en parte el ser de Dios luz dél nacida.
Allí la abexa que el dulçor anida
corona en tropas con zelosa instancia
heroyco fruto que concibe Francia
de España (parto) más esclarecida.
Fabrica el pecho que obra ya abrasado,
blasón que ostenta a su valor devido
Atlante en que el humano ser estriba
labra el panal de amor, dulce bocado,
y a Dios se ve Nolasco parecido.

(f. 74r)

Todos los sonetos que se siguen son tan gallardos y de tan superiores conceptos que merecían primero lugar. No vinieron al tiempo que pedía su justa literaria con lo que aquí se les pudo servir fue que allí se leyessen y a quí se estampen, para que siempre anden a los ojos y a la memoria de todos.

De doña María Ximénez de Castro. Soneto.

Quien estraña en cercos de esplendores
Nolasco las abexas ingeniosas
bolando a vuestras manos misteriosas
santas las besen o las liben flores.
Y quién la prisa admira y los primores
con que labran sus celdas religiosas
de más que Hibleas celestiales rosas
fragante el aire, respirando olores.
Sepa que a Dios y al pobre por las palmas
devoto corre, liberal se os vierte
de miel y cera el líquido tesoro.
Celdas labrando a Dios para las almas
y al próximo oprimido en viva muerte
piedades defilando en hilos de oro
(f. 74v)

En el tercero lugar fue premiada doña Ana Ballexo y Araque y sus versos merecían premio primero. Lucido es el ingenio desta dama, ya lucido y campeado entre los varones que llaman entendidos en esta corte, por sus sazonados y bien agudos escritos. Ni por averle dado el tercero premio por muger perderá el honor del primero si lo mereció, que es lo que dixo de la Fama Ovidio quando le precedió el hecho merecedor y desmerecedor della en el libro segundo de los Festos Fama manet facti, posito velamine currunt,/ et memorum Famam qui bene gesit habet”.

De doña Ana Vallejo y Araque. Octavas

Todo lo que produce lo criado
desde lo vegetable a lo sensible
allí imitado aquí regenerado
en el globo terrestre en lo visible
es un atamo en sombra lineado
del increado autor del invisible
Cridaor Omnipotente cuya ciencia
descubre amor allí, aquí omnipotencia.
Mas no por esso puede la criatura
de sus causas segundas alentada
frissar con la eminencia intacta y pura
en la idea del sol acrisolada
en el colmo mayor, si más se apura
severa, si compite desmayada
ora produzga o sea producida
a su finito estado reducida.
Solo en vos cardenal san Ramón santo
de san Pedro Nolasco efecto, y hijo
a vuestro padre os parecisteis tanto
para Habrahan, Isac, o regozijo
que quando a entrambos miro, si adelante
lo que del padre en su alabança dijo,
la lengua del ingenio más gallardo
le halló en vos su símil, y resguardo.
Dichosos hijo y padre, honor luciente
del padre, con honor y lucimiento,
sol que se espacia en su divino Oriente,
esencia quinta al férvido elemento:
que si su esfera de aquel fuego ardiente,
símbolo del amor es instrumento
para la actividad de mayor buelo
en vuestra caridad el fuego es yelo.
Mártir, y sin morir os exercita
Dios en medio de Argel, rara grandeza
es nacer, para nacer os quita
aquel llorar, que dio naturaleza;
la iglesia os da la púrpura que imita
a la sangre de Christo su cabeza
planta de aquel Nolasco paraíso,
que por primero fruto os buscó y quiso.
Divino cardenal del de Cardona
y aquel su ilustre tronco eterna rama
cuya verdad, y santidad abona,
la que su esposa, el verbo el carne llama,
que glorias y grandezas no sazona
en Nolasco este nombre en vos la fama.
Que cantar por lustros de otros evos
himnos sagrados y atributos nuevos.

(ff. 96v-97r)

Madrigales

Suerte fue del asumpto que le gallardearon lucidos ingenios, pero llegaron tarde doña Lorença de Aragón, el maestro Alonso de Alfaro y Ioseph Antonio de León. Jamás hizo buena obra la pereza, conocidos son sus ingenios, su fama les queda en su punto y su honor en su opinión, pero en el premio abrán de passar por la esterilidad (f. 102v)

De doña Lorença de Aragón. Madrigales, al favor que Dios hizo al glorioso San Pedro Nolasco, hallándose impedido para ir al coro por las muchas penitencias que hazía, embiándole ángeles que le llevasen.

El frágil velo humano
de penitencias ásperas tenía
Nolasco soberano
tan flaco que mover no se podía.
Como el heroico santo
que pintan en la diestra un duro canto
por una parte estaba
lleno de gozo y júbilo indecible
en ver que sujetava
a contrario de tantos invencible
con quien Job en la tierra
nos dize tenemos campal guerra.
Por otro con notable
tristeza, la flaqueza le impedía
aquel lugar amable
del cielo y con mil lágrimas pedía
a Dios que se sirviesse
de que en aquel el su alabança oyesse.
Uno y otro profundo
suspiro de congoja dava, quando
mandó el rey sin segundo
a sus ethereos pajes, que bolando
hasta el coro lleven
si a tanto resplandor llegar se atreven.
Aquel señor augusto
de los orbes celestes, que bien paga,
aun justo ve que es justo,
gloria de la merced, tal merced haga,
que podamos (ha sido)
dezir Nolasco como Dios servido.
quien tiene de mí tanto,
pues redemir cautivos solicita,
causando al orbe espanto
(dirá Dios) pues en esta acción me imita,
sírvanle mis criados,
paraninfos de estrellas coronados.
Los favores que hazía
Dios a Nolasco desde el regio asiento,
todo gloria sería
más fácil que contar, tener el viento,
este, por varios modos
vemos la gala se la lleva a todos.
En su enclítica de oro
parado estuvo Delio relumbrante,
el más superno coro
de la Hierusalén sacra triunfante
favor tan eminente
acobarda mi lengua balbuciente.

(f. 103r-v)